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jueves, 8 de mayo de 2025

Un apagón del copón

 Desde la grada: AC/DC

Fiarlo todo a las energías alternativas para alimentar a un país como el nuestro es una auténtica temeridad. Pero vamos, ¿quién soy yo para decir esto? En realidad, no somos nadie, pero un argumento siempre es mejor que husmear si este tío que les escribe es un auténtico payaso que le da por incordiar aprovechando el crítico momento que vivimos: el apagón por antonomasia.
Para empezar, vamos a ver qué es eso de la corriente continua y corriente alterna, términos indispensables para poder analizar, con los datos que uno dispone, lo que pasó.
Los paneles fotovoltaicos generan corriente continua, que va en una dirección, y es incompatible con la alterna que disponemos en la red. Para poder aprovecharlos y engancharlos a la red eléctrica tenemos que conseguir que cumplan una serie de parámetros asociándolos debidamente, y transformar la corriente continua que generan en corriente alterna mediante un dispositivo electrónico. El acople a la red depende de la sincronización en frecuencia (50Hz) que aporta la propia red, y es indispensable disponer de un generador tradicional (esos que giran en las centrales hidroeléctricas o los solidarios a los ejes de las turbinas de las centrales nucleares o térmicas) para poder hacerlo.
Las energías alternativas, a diferencia de las tradicionales, son muy volubles, y llevados al extremo tienen un comportamiento que no tiene nada que ver con las tradicionales, energías de mayor calidad. En los paneles fotovoltaicos no sólo pesa la demanda de energía que se les pide, también la oferta de energía que pueden aportar, ya que puede variar notablemente en un momento dado; las energías tradicionales mantienen el tipo, es decir, la oferta, cuando se demanda energía, no son sensibles a la incidencia de la luz solar o al viento, en el caso de los aerogeneradores. Por si fuera poco, la sincronización en frecuencia, cuando se acoplan a la red, tiene su baile, su tira y afloja hasta que quedan plenamente acoplados.
¿Qué puede pasar cuando se apuesta todo a las alternativas y la demanda energética las lleva al máximo? En un momento como éste todo importa: el baile de la frecuencia, la demanda energética más allá del máximo de lo que pueden aportar y la inconstancia de la oferta. Cuando aparece una nube sobre una superficie de paneles, estos se acoplan y desacoplan en función de la energía que pueden o no ofrecer a la red, pero cuando la demanda no perdona, en una de esas, los sistemas de seguridad o la avería de la electrónica de acople pueden mandar todo al garete. Y aquí no hay partes, son todos los paneles a una, y es posible que así la realidad supere la ficción, como así fue.
Es evidente que los paneles fotovoltaicos no nacieron para cubrir la demanda energética de un país, como se dice en el manual de cabecera de nuestros gerifaltes aportado por una maravillosa ONG verde de la que no quiero ni oír hablar, pero así estamos. Antes fiábamos en los extremos a la fe y a la suerte nuestras vidas, pero ahora lo hacemos a la demagogia de paraentidades ideológicas que hacen rigor de ley todo el delirio verde que esbozan, haciendo caso omiso de cualquier otra recomendación técnica que no sea la que proviene certificada por el sello del partido.


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