Al amparo de esta hermosa música sigo convaleciente, intentando recomponerme de nuevo dejando a un lado como sea la única realidad que me abruma, el dolor. Asumir nuestra condición de humanos conlleva aceptar esas pequeñas dosis de pavor que a cada uno le asola cuando el calvario que nos toca truena. En fin, banalizar la realidad es lo que a uno le queda para no sucumbir en el intento.
Madeleine, una hermosa mujer fantaseando bajo la luna con el tacto amable y cálido de unas delicadas manos perfilando su silueta, absorta por la plácida atmósfera que una melodía como ésta añade al borde sutil de una escena con la que podríamos soñar todos. No dejen de escuchar este tema.
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