Adolfo Suárez
El Espíritu de la Transición, que no era otro que el compromiso y la tenacidad para devolver la libertad y la oportunidad al pueblo para que se hiciera dueño de su propio destino, lo encarnaba él, el Presidente con mayúsculas Adolfo Suárez. Gracias a los protagonistas de la transición está en nuestras manos que en el futuro no nos sobrecoja algún líder carismático que pueda comprometer aquel legado. Aunque era un crío, guardo un particular recuerdo de Adolfo, por eso le doy especialmente las gracias. El cuerpo de Adolfo Suárez y su mujer reposan en el convento de Mosén Rubí, a doscientos metros de la catedral de Ávila, con el siguiente epitafio: “La concordia fue posible”. Que Descansen en Paz.
El siguiente vídeo es un buen testimonio del espíritu de aquellos brillantes años, que todo el mundo debería recordar para no incurrir en la torpeza de entregarse en las urnas al melodioso encanto de la demagogia.
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